viernes, 3 de diciembre de 2010

El amor en los tiempos del cólera.


Según la dependencia, la epidemia de cólera, que afecta a Haití desde mediados de octubre, ha causado ya más de 1.800 muertes y 77.208 personas han enfermado.
El gobierno de Haití encabezado por René Preval consideró, el pasado 1 de diciembre, insuficiente la ayuda financiera recibida hasta ahora de la comunidad internacional para enfrentar la epidemia de cólera. Y el portavoz de la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios de la Organización de Naciones Unidas (ONU), Elisabeth Byrs, le dio la razón al mandatario haitiano al confirmar que de los 164 millones de dólares prometidos, solamente se han recibido poco más de 19 millones, tan sólo el 11%.
Cabe recordar que la epidemia estalló casi nueve meses (12 de enero) después de la tragedia provocada por el terremoto que dejó un saldo de casi 300 mil muertos, un millón 300 mil personas sin vivienda y más de 766 mil desplazadas. Para desgracia de la nación haitiana, el 5 de noviembre pasado un huracán azotó su territorio causando inundaciones y el desbordamiento de los ríos. Complicó así aún más la grave situación sanitaria en varias regiones.
La ignorancia de las causas de la difusión del cólera provocó también ataques de los haitianos a centros médicos. Además, en el norte del país fueron difundidos discursos contra el contingente nepalés pacificador de la ONU, a los que se acusa de haber traído la infección.

Haití tiene la renta per cápita más baja de todo el hemisferio occidental, y es el país más pobre de toda América. Aproximadamente un 70% de la población vive en la pobreza. Cerca del 70% de los haitianos depende de la agricultura, que consiste principalmente de agricultura de subsistencia a pequeña escala y emplea cerca de las dos terceras partes de la población económicamente activa. 
La pobreza resulta extrema en gran parte de la población, tanto que sus ingresos no les alcanza para adquirir un poco de arroz u otros alimentos básicos, debiendo alimentarse para subsistir con una especie de galletas hechas de lodo (barro), manteca vegetal y sal, que es vendida a bajo precio, lo que acarrea secuelas de desnutrición y otros males físicos. La FAO estima que la mitad de la población se encuentra en situación de extrema pobreza, con menos de 1 dólar al día.

Cabe aclarar que en la carta de Colón colgada acá hace un tiempo, cuando habla de la belleza y la abundancia de La Española(todo esto está en negrita), bueno, Haití y República Dominicana son La Española de Colón...


Soy, 
soy lo que dejaron, 
soy las sobras de lo que te robaron,
un pueblo escondido en la cima, 
mi piel es de cuero por eso aguanta cualquier clima,
Soy una fábrica de humo, 
mano de obra campesina para tu consumo,
frente de frío en el medio del verano, 
el amor en los tiempos del cólera, mi hermano.

Soy el sol que nace y el día que muere con los mejores atardeceres,
soy el desarrollo en carne viva, 
un discurso sin saliva,
las caras más bonitas que he conocido, 
soy la fotografía de un desaparecido,
la sangre dentro de tus venas, 
soy un pedazo de tierra que vale la pena,
una canasta con frijoles.

Soy Maradona contra Inglaterra anotándole dos goles,
soy lo que sostiene mi bandera, 
la espina dorsal de mi planeta en mi cordillera.
soy lo que me enseño mi padre:
"el que no quiere a su patria no quiere a su madre".
Soy América Latina, un pueblo sin piernas
pero que camina.

Tú no puedes comprar al viento,
tú no puedes comprar al sol
tú no puedes comprar la lluvia,
tú no puedes comprar al calor.
Tú no puedes comprar las nubes,
tú no puedes comprar los colores,
tú no puedes comprar mi alegría,
tú no puedes comprar mis dolores.

Tengo los lagos, tengo los ríos, 
tengo mis dientes pa cuando me sonrío,
la nieve que maquilla mis montañas,
 tengo el sol que me seca y la lluvia que me baña,
un desierto embriagado con peyotes, 
un trago de pulque para cantar con los coyotes,
todo lo que necesito.
Tengo a mis pulmones respirando azul clarito,
la altura que sofoca, 
soy las muelas de mi boca mascando coca,
el otoño con sus hojas desmayadas, 
los versos escritos bajo las noches estrelladas,
una viña repleta de uvas, 
un cañaveral bajo el sol en Cuba.
Soy el mar Caribe que vigila las casitas, 
haciendo rituales de agua bendita,
el viento que peina mi cabello, 
soy todos los santos que cuelgan de mi cuello.
El jugo de mi lucha no es artificial 
porque el abono de mi tierra es natural.

Você não pode comprar o vento,
você não pode comprar o sol,
você não pode comprar a chuva,
você não pode comprar o calor.
Você não pode comprar as nuvens,
você não pode comprar as cores,
você não pode compar minha alegria,
você não pode comprar as minha dores.

No puedes comprar el sol,
no puedes comprar la lluvia.
Vamos caminando, 
vamos dibujando.
¡La tierra no se vende!

Trabajo bruto pero con orgullo, 
aquí se comparte, lo mío es tuyo,
este pueblo no se ahoga con marullos,
y si se derrumba yo lo reconstruyo,
tampoco pestañeo cuando te miro, 
para que te recuerdes de mi apellido,
la operación cóndor invadiendo mi nido, 
¡perdono pero nunca olvido!

Vamos caminado, aquí se respira lucha.
Vamos caminando, yo canto porque se escucha.
Vamos caminando, aquí estamos de pie.
¡Qué viva la América!
No puedes comprar mi vida...